REHABILITACIÓN ENERGÉTICA: EL ECOLOGISMO EMPIEZA EN CASA

Cuando pensamos en tener una vida más amigable con el medio ambiente, a todos se nos vienen a la cabeza cosas como reciclar nuestros desperdicios, donar dinero a una organización que se dedique a limpiar zonas contaminadas o incluso participar en una campaña de reforestación. Sin embargo, a veces un impacto mucho mayor puede ser hecho con acciones que no solo nos aportan la tranquilidad de saber que hacemos algo bueno por el planeta, sino que también significan un ahorro para nosotros.

Es bien sabido que gran parte de la contaminación se debe a la constante producción de energía eléctrica que demanda un hogar moderno. Enchufar el cargador del móvil, usar la lavadora, encender el calentador… todas son acciones cotidianas que suponen que una casa promedio tenga un consumo eléctrico muy elevado. Sin embargo, éste puede reducirse notablemente si aplicamos una rehabilitación energética en nuestro hogar.

Pero, ¿qué es la rehabilitación energética?

Podríamos pensar que se trata de un proceso que devuelve a nuestra casa a un punto de origen, prácticamente como si fuera recién comprada. Sin embargo, esto va más allá; la rehabilitación energética no se limita a un par de reparaciones, sinó que también implica una renovación, con la implementación de mejoras modernas que ayudan a ahorrar energía.

¿Cuales son estas reformas?

Para saberlo, solo hace falta que nos fijemos en qué gastamos la energía que llega a nuestros hogares. En invierno, por ejemplo, gran parte del presupuesto energético se destina a todo tipo de calefacciones, la mayoría de las cuales consumen una cantidad nada despreciable de corriente. En verano, lo mismo sucede con aires acondicionados. Así pues, en lugar de tener un consumo prohibitivo en estas estaciones, la mejor opción sería una mejora de el aislamiento térmico del hogar, lo que terminaría significando un gran ahorro. En conclusión, una rehabilitación energética consiste en cualquier reforma que implique un descenso en el consumo eléctrico (o de otro tipo de energías) mejorando algún aspecto de la vivienda relacionado a él.

Saber si se tiene que implementar una en tu hogar o no es sencillo. El proceso para saberlo es complejo, pues tiene en cuenta un montón de factores que difícilmente conoceremos sobre nuestro hogar, tales como el cálculo de su aislamiento térmico. Sin embargo, contratar a un servicio de certificado energético es algo rápido y sencillo, y es habitual (si hemos comprado o alquilado el edificio después del 2013) que este ya esté hecho. Este sistema de calificación se basa en letras de la A a la G, por lo que, a no ser que se tenga una calificación de A, se puede decidir mejorarla con las medidas que proponga quien ha realizado el certificado, aumentando la eficiencia energética del lugar y, a largo plazo, ahorrando en facturas energéticas.

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